This not a fairytale

Acabo de mi entrenamiento diario, en el vestidor hablan de las películas de Disney. Lo bonitas que son y lo felices que acaban los protagonistas.
Pero ellas no tienen en cuenta que detrás de esas historias perfectas esta la realidad, y en ella nada es color de rosa.
Aun no han vivido nada, son demasiado pequeñas, hago mi entrenamiento mientras las chicas de ballet de 10 años, y como podéis descifrar aún no son lo bastante mayores para saber lo que es el amor. Aunque, creéis que yo estaba preparada para una relación de amor y cuentos de hadas? Lo habéis acertado, no, no lo estaba.
Pero creéis que eso importa? No elijes de quien te enamoras y no sabes hasta el final si elegiste a la persona equivocada o a la verdadera.
Cuando acabe de cambiarme salí del vestidor en busca de mi madre la cual se suponía que venia a buscarme pero allí solo estaba mi entrenadora.
-¡Anna!- gritó
-Hola entrenadora. Que pasa?-pregunté
-Tu madre no te puede venir a buscar me ha llamado y me ha dicho que te lleve yo.
-De acuerdo
Nos dirigimos hasta su coche y me senté en el asiento de copiloto. El viaje fue silencioso y tranquilo, no como los de mi madre que empezaba a cantar las canciones de la radio y aquello era todo menos tranquilo.
Al llegar lo vi, estaba allí parado delante de la puerta de mi casa. Esperándome solamente a mi.

El corazón elige

Tengo dos voces en mi cabeza que luchan por ser ella la que lleva la razón.
La primera, la atrevida, me dice que arriesgue todo por esto que seguro que encuentro la felicidad que tanto anhelo.
Mi segunda voz, la precavida, dice que no me arriesgue que al hacerlo podría perder todo lo que he logrado hasta ahora.
Dejó que peleen mientras que yo escucho lo que mi corazón esta gritando con todas sus fuerzas.
Al escucharlo desaparecen las voces, las dudas, el miedo, todo y solo le oigo a él. Y decido tomar la decisión que él me dice y que eso me lleve hacía mi destino que es estar junto a mi verdadero amor. Ese que me hará feliz y sentirme amada aunque tengamos que pasar obstáculos hasta conseguir la felicidad.
Pero eso no importa, lo que verdaderamente importa es las vistas que consigues escalando la montaña que te lleva hasta la felicidad. Y esa felicidad esta junto a él, junto a Iván.

Te quiero

Cierro los ojos y veo su dulce imagen en mi cabeza como si ella fuera la reina de todo mi ser. Y pensándolo bien, lo es.
Me levanto de la cama con una velocidad que no supe que tenía y pronto me encuentro con el aroma de su perfume. Aquel que le regale cuando solo éramos mejores amigos.
Al salir al balcón para despejar mi mente siento que no ha sido buena idea. Recuerdos me vienen a la mente; cada noche solíamos salir a mirar las estrellas hasta que ella se quedaba dormida en mi pecho.
Como la echo de menos y lo que más me impone es que la deje ir sin hacer nada por retenerla.
El recuerdo que más me importa es cuando me decía aquella frase que me alegraba el día “Te quiero”